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Comprendiendo la fatiga auditiva

La fatiga auditiva ocurre principalmente debido a cambios temporales en las células ciliadas del oído interno, que son responsables de convertir las vibraciones sonoras en señales eléctricas que el cerebro puede interpretar. Cuando estas células se exponen a ruidos fuertes, pueden experimentar estrés y daño temporal, lo que resulta en una reducción temporal de la sensibilidad auditiva.

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Al hablar de fatiga auditiva nos referimos al descenso de la capacidad auditiva que cursa de forma no irreversible provocada por la exposición a un exceso de ruido. Los ruidos que la provoca suelen ser, por norma general, de corta duración, aunque de alta intensidad, lo que hace que se trate de una condición reversible, ya que permite que el nervio acústico y las células del oído interno se regeneren.

El cansancio auditivo tiene una duración aproximada de entre dos y 16 horas, el tiempo que tarda el oído en volver a su funcionamiento previo. Sin embargo, de exponerse de forma más prolongada a estos sonidos de alta intensidad, el daño auditivo podría volverse permanente debido a la acumulación del mismo, llegando a provocar incluso hipoacusia. Además, el deterioro de las células del oído puede causar también hiperacusia.

De acuerdo a los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la exposición a ruidos de alta intensidad en el entorno laboral es una realidad, provocando daños incapacitantes permanentes en el sistema auditivo. Pero, además de la pérdida auditiva, la organización contempla otros trastornos como la aparición de acúfenos, trauma acústico, cansancio y estrés. Por ello reclaman el uso de las protecciones adecuadas en las profesiones que se ven afectadas por estos ruidos. 

Además, si bien es cierto que la fatiga auditiva se asocia comúnmente con trabajos industriales, una de las profesiones que, según los estudios, la sufre de manera más acusada es el profesorado, del cual un 71% lo experimenta en mayor o menor grado.

Impacto en la capacidad auditiva

Podría decirse que los síntomas de la fatiga auditiva pueden reducirse únicamente a dos, la pérdida de la audición y la percepción de pitidos en el oído, que habitualmente se trata de acúfenos o tinnitus. Hay más

Estos serían el resumen de todos los síntomas

  1. Disminución temporal de la audición: La capacidad de oír sonidos suaves se reduce temporalmente, lo que se conoce como desplazamiento temporal del umbral auditivo (TTS). Esto puede hacer que los sonidos parezcan más apagados o menos claros.
  2. Dificultad para entender el habla: Especialmente en ambientes ruidosos, puede ser difícil seguir conversaciones o distinguir palabras claramente. Esto se debe a la sobrecarga del sistema auditivo y la incapacidad del cerebro para procesar los sonidos de manera efectiva.
  3. Sensación de plenitud o presión en los oídos: Similar a la sensación que se experimenta durante cambios de altitud, como al despegar o aterrizar en un avión.
  4. Zumbidos en los oídos (Acúfenos): Un sonido de zumbido, silbido o pitido en los oídos que puede ser temporal. Este síntoma puede variar desde leve hasta muy molesto.
  5. Sensación de Dolor o Molestia en los Oídos: Después de una exposición prolongada a ruidos fuertes, algunas personas pueden experimentar dolor o incomodidad en los oídos.
  6. Sensación de cansancio o fatiga general: La fatiga auditiva también puede causar una sensación general de cansancio y agotamiento, debido al esfuerzo adicional que el cerebro tiene que hacer para procesar los sonidos.
  7. Mareos o vértigo: En algunos casos, la fatiga auditiva puede estar acompañada de sensaciones de mareo o vértigo, aunque esto no es común.

Y, si bien es cierto que se trata de una afección de carácter temporal, si esta exposición se produce de forma continuada puede llegar a provocar daños en el nervio auditivo, por lo que la prevención y el cuidado de la audición es esencial.

Estrategias para tratar la fatiga auditiva

Como ya hemos dicho, el cansancio auditivo no es una lesión permanente del oído per sé, sino que un posible daño irreversible responde a una exposición prolongada. De esta manera podemos determinar que el período en el que tarda en desaparecer la hipoacusia temporal que provoca oscila entre las 2 y las 16 horas después de la exposición al ruido que la provocó. 

Pero, ¿qué ocurre cuando sí se produce la exposición prolongada? Esto supone un aumento del riesgo de una lesión irreversible. Es en este punto en el que resulta clave la identificación de las dinámicas y situaciones en los que se producen este tipo de ruidos potencialmente dañinos: un entorno laboral con un alto nivel de ruido como el ocio nocturno o la industria, escuchar música a un volumen muy elevado con los auriculares…

Consejos para prevenir la fatiga auditiva en la vida diaria

De la misma manera que ocurre en otras muchas enfermedades, la prevención es clave para evitar la fatiga auditiva. Si no se produce la exposición continuada a ruidos intensos los casos en los que se puede sufrir cansancio auditivo disminuyen de forma sensible. Además, también se evita que las células del oído interno lleguen a dañarse y que el nervio acústico no se vea afectado. Si no se producen exposiciones continuas y periódicas al ruido intenso, la fatiga auditiva no va a más. 

Así pues, los mejores consejos frente a la exposición a ruidos intensos son:

  • En caso de acudir a conciertos o discotecas evitar sobre todo la zona próxima a los altavoces. 
  • Evitar superar el 60% del volumen en el sonido de los aparatos reproductores de música. 
  • Evitar exponerse a cualquier tipo de ruido excesivo de forma prolongada en la medida de lo posible. 
  • Si se usan auriculares con los smartphones, reproductores de música o videoconsolas, evitar que su uso sea prolongado, de forma que los oídos puedan descansar. 
  • Si la exposición al ruido intenso se produce en el entorno laboral lo principal es utilizar protectores auditivos que permitan reducir la intensidad del ruido. 

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