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Decibelios y audición: una introducción

Según los datos que comparte la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad hay 360 millones de personas en todo el mundo que sufren algún tipo de pérdida auditiva. De estos, el 91% se trata de adultos, con el grueso en los considerados adultos mayores. Y es que, una de cada tres personas mayores de 65 años sufre discapacidades auditivas.

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Unos datos que, sin duda, dejan claro que cuidar de la salud auditiva es algo muy necesario. Pero, ¿cómo valorar la forma de percibir los sonidos y su interpretación de estos si es algo que depende de cada persona? Es aquí cuando entra en juego una unidad que permite medir la manera en la que el oído capta estos sonidos, el decibelio

El decibelio es la unidad de medida que se utiliza para medir la intensidad del sonido, una unidad relativa que se emplea tanto en acústica como en electricidad o telecomunicaciones, y que expresa la relación entre dos magnitudes: la que se estudia y una de referencia. 

Los decibelios también determinan el campo auditivo, es decir, el rango de audibilidad humano o los sonidos que una persona con buena salud puede percibir. Un campo determinado entre los 0 y los 120 dB para una persona joven sana. Sin embargo, todo aquello superior a 85 dB se considera un riesgo para la salud auditiva de cualquier persona.

Medición precisa para audífonos

Son las mediciones de los decibelios permitidos las que permiten determinar grados de afección de enfermedades como la hipoacusia, o si una persona necesita de una timpanoplastia para mejorar su audición. Además, la Organización Mundial de la Salud establece que, a partir de una discrepancia de 20 dB entre la magnitud estudiada y la referida ya se puede hablar de una pérdida de audición leve

Sin embargo, la intensidad del sonido no es lo único determinante en un posible daño auditivo. También es necesario tener en cuenta el tiempo que se está expuesto a este sonido intenso. Por tanto, a la hora de hacer un estudio para calibrar de la forma más adecuada los audífonos de una persona con pérdida auditiva las variables a tener en cuenta son:

  • Intensidad del sonido (que se mide en decibelios)
  • Tiempo de exposición 

Calibración de audífonos: métodos y herramientas

Como ya hemos dicho, la percepción del sonido de cada persona es muy diferente, por eso en caso de necesitar audífonos es esencial que estos estén calibrados de la forma adecuada para que se adapten a esta percepción. Pero esta no es la única razón para ello:

  • Mejorar la calidad de vida de la persona: Si hay algo esencial por lo que se opta por el uso de los audífonos es para mejorar sensiblemente la audición y, por tanto, la calidad de vida de la persona que los utiliza. 
  • Adaptarse a ambientes sonoros diferentes: Permitiendo que la persona perciba el sonido con una buena calidad y tenga la experiencia auditiva más natural.
  • Combatir la fatiga auditiva: Si los audífonos están mal calibrados es posible que la persona perciba los sonidos más intensos de lo debido, lo que puede causar fatiga auditiva o dolores de cabeza entre otros síntomas.
  • Tener un buen rendimiento: Unos audífonos mal calibrados también implican un peor rendimiento y, por tanto, una duración menor. 

Pero, ¿cuándo llevar a cabo un calibrado de los audífonos? El esencial es el primero de todos, en el momento de la compra, en el que se tienen en cuenta todas las necesidades específicas de cada persona. Un proceso que debe realizar un profesional audioprotesista que realizará las pruebas adecuadas para determinar las necesidades de la persona y posteriormente calibrar los aparatos. 

El calibrado, al tratarse de tecnología digital, suele hacerse a través de un software específico para el tipo de audífono que se vaya a calibrar. Este se encargará de establecer los valores predictivos de ganancia por frecuencia para el paciente de acuerdo a la prueba de oído que se le haya realizado.

En el caso de audioprótesis implantables, el calibrado debe llevarse a cabo en el hospital en el que se realizó el implante.

Ajuste de audífonos según mediciones

Teniendo en cuenta que el tratamiento de las deficiencias auditivas suele ser por un tiempo prolongado lo habitual es que cada seis meses o un año se haga una revisión auditiva y un calibrado posterior de los audífonos

Durante la revisión auditiva es posible detectar que la pérdida auditiva haya evolucionado, por lo que, ante cualquier cambio en la audición, el calibrado permitiría readaptar los valores del audífono para ajustarse a las nuevas necesidades de la persona. 

Además, si se percibe un mal funcionamiento del audífono o algún problema con el sonido antes de la fecha de revisión establecida se recomienda acudir al centro auditivo para valorar la situación y realizar un nuevo calibrado en caso de ser necesario.

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